Hay pocas enfermedades tan ambivalentes y simbólicamente productivas como la locura. Ciertos estados de turbación o inestabilidad se asocian a una capacidad excepcional, a una suerte de contacto con lo divino o lo visionario. Un caso: Gérard de Nerval, figura de culto para los simbolistas, los surrealistas y los poetas malditos, paseaba a su langosta con una correa por las calles de París. Sufrió...