La hija de Stalin hojeaba libros en la biblioteca pública de Kensington. La observaba un joven bibliotecario, y con él así vimos, varias veces, a la hija de quien había sido el hombre más poderoso del mundo. Luego miraba escaparates de anticuarios, se subía al autobús y desaparecía. Eso era en 1992. Poco después, la prensa sensacionalista descubrió que Svetlana vivía en una casa...