Escrito con motivo del estreno de la película documental #Nova sobre el ataque terrorista al Festival de la Paz Nova y la inauguración de la exposición fotográfica del israelí Ziv Koren Cuando se acaban las palabras, con fotografías tomadas en el sur de Israel inmediatamente después del ataque del 7 de octubre de 2023, en el Centro Cultural Galileo de Madrid, el día 6 de marzo de 2024.
Jóvenes en un festival. Los pinchadiscos no paran de proyectar música machacona sobre los cuerpos apiñados. Chundachunda. Los jóvenes ríen, saltan, hacen gestos de complicidad, se graban con sus teléfonos móviles, poniendo morritos o levantando el pulgar, al ritmo elemental de una música ensordecedora. El chundachunda no cesa. Parecen felices entregados a una suerte de bello abandono on the wild side.
Mañana del 7 de octubre de 2023. Están en el festival Nova cerca de un kibutz en la frontera con Gaza. Chundachunda. Los cuerpos de los jóvenes siguen febrilmente las ondas de los latigazos sonoros que administran los DJ. De repente, mientras suena la música, unas luces mudas cruzan el cielo a lo lejos. Son misiles lanzados desde Gaza por Hamás contra población civil israelí. Sigue la música. No, ahora ya no. Alguien grita: ¡alerta roja! Los jóvenes se dispersan. ¿Adónde van? Sigue el ruido lejano de las bombas. Suenan los primeros disparos. Nos están disparando. Llamadas a casa. Confesiones de cariño filial a los padres. Preguntas: ¿dónde está la policía?, ¿dónde, el ejército? Nos están disparando. ¿De dónde vienen las balas? Hay que huir. Vamos a morir. ¡Que manden a la policía! No quiero morir.
Los jóvenes huyen campo a través. Suenan los disparos cada vez más cerca. Nos están matando. Gritos de desesperación. Corre, corre. Jadeos. Llantos. Los disparos no cesan. Protégeme, Ádonai, no permitas que muera aquí. Más invocaciones, rezos, más jadeos, huida. No llores, no llores. Mamá, mamá. Creo que me van a matar. No quiero morir aquí. Ádonai, Ádonai. ¡Silencio, calla! Más disparos. Susurros de jóvenes aterrorizados. Ádonai, Ádonai, Ádonai…
Un festival por la paz, Nova, una fe, Ádonai, mamá y papá, pero ¿dónde está el Estado en toda esa matanza?, ¿dónde se encuentra la instancia encargada de proteger esas vidas? La pregunta estalla: ¿dónde estaba el Estado de Israel durante el ataque terrorista? Lo hemos visto luego, sí, más tarde, una vez concluida la matanza, en la contestación militar al ataque. Los terroristas de Hamás buscaban eso. Todo acto terrorista es un acto de propaganda. Los terroristas de Hamás buscaban la imagen de los niños palestinos destripados por las bombas. Sin ningún miramiento humanitario, Hamás utiliza a su propia población civil como escudos humanos. Ha ganado de antemano la guerra de las imágenes. Los televidentes europeos, judeófobos hasta la médula, temblamos cuando ese Estado atacado se defiende. Y conscientes o no seguimos subvencionando a la organización terrorista. Es un hecho. Somos judeófobos. Algunos dicen que no, que sólo son antisionistas. Una nueva forma de judeofobia recorre Europa: el filosemitismo antisionista. Matizado por la mayoría de los gobiernos europeos. Sin matices en el caso español.
Israel no puede perder la guerra que está librando. Tiene que acabar completamente con la estructura militar de Hamás. Tanto en el sur como en el norte del país. De otra forma dejará de existir. Y la comunidad internacional debe replantearse su relación con Irán, país inspirador de todas las milicias terroristas que quieren acabar con el único Estado democrático de la zona. Y cuando termine la guerra, si Israel aún existe, los propios israelíes deberán juzgar lo ocurrido y reflexionar sobre la mejor manera de aumentar la eficacia de su Estado, esto es, su sistema de garantías.
Ilustración: Imagen por satélite de Oriente Próximo. Cortesía de la Nasa. Via Creative Commons.