Autor: Roger Raurell

El enemigo es la jerarquía

Hace unas semanas, Xavier Pericay presentó en Barcelona su último libro, Aly Herscovitz. Cenizas en la vida europea de Josep Pla (2023). Se trata del trabajo conjunto que un grupo de investigadores completó durante años sobre la figura de Aly Herscovitz, una mujer judía, asesinada en los campos de exterminio, que es al mismo tiempo la única amante de la que Josep Pla habló en su obra. La investigación –un esfuerzo admirable y exhaustivo por componer la biografía de Aly– abre un espacio para reflexionar nuevamente sobre la conciencia del Holocausto, y, en especial, plantea preguntas punzantes sobre la relación que guardamos los españoles con el hecho, que es una de distanciamiento y desvinculación. Lejos de restringir la responsabilidad nacional, los autores razonan que el vínculo con el Holocausto es consustancial a la identidad europea. El Holocausto como medida de Europa. Porque ser europeo no es sólo pertenecer a un continente, ni a la Unión Europea, ni compartir una divisa, sino que implica tomar conciencia del hecho más terrible de la historia de Europa. Tomar …

La tentación narcisista

En un momento del documental What is a woman? (2022), el reportero Matt Walsh le espeta al entrevistado, un profesor universitario de estudios de género y sexualidad de la Universidad de Tennessee, la siguiente duda: «¿Sabe usted qué es una definición circular?». Se puede observar claramente cómo la pregunta coge por sorpresa al profesor, un joven amanerado y afectado de una pedantería caricaturesca, aunque no se termina de comprender bien por qué: interrogado por la definición del término mujer, el profesor dice hasta tres veces que «una mujer es una persona que se identifica como mujer», y nada más. Sabemos, desde que nos lo enseñaron en la escuela, que una definición no puede contener el nombre de lo que se define, razón por la que el pasmo del profesor, sorprendido no solo de haber usado una definición circular sino de que alguien se lo reprochara, es especialmente significativo de la burbuja ideológica en que vive. Una mujer es una mujer, y una mujer puede ser cualquiera que se identifique como tal. Está claro. Según parece, …

El punto ciego judío

La dedicación de nuestra época a la denuncia de agravios identitarios y al reconocimiento de colectivos —un empeño que se afirma a sí mismo en tanto más exhaustivo es— invita a especular sobre el carácter sospechoso de sus negligencias. Cuesta creer que, en tiempos de hipersensibilidad a la discriminación, el descuido de un grupo identitario concreto sea accidental. En un estado obsesivo de búsqueda de colectivos a los que victimizar, resulta inevitable pensar en la conveniencia de ciertos ángulos muertos, máxime si el colectivo que se sitúa en ese punto ciego es uno de los más agraviados de la historia. En efecto, es únicamente a trasluz de la sospecha que cabe valorar el modo en que los portavoces de las políticas identitarias soslayan cualquier tipo de mención al antisemitismo. Aunque tampoco habría que sospechar tanto: no cabe duda de que el identitarismo político ya hubiera reivindicado la causa judía si tuviera algún interés en ello. Los hechos, sin embargo, apuntan en otra dirección. Y es que, en esta batalla por la compensación identitaria que la …

Insoportable juventud

De la juventud siempre anhelé y temí una misma cosa: que pasara rápido. Para aliviar mi tormento, o tal vez por escarnio, la genética me ha bendecido con la canicie cuando aún espero el advenimiento de la barba (a menos que mis canas sean psicosomáticas). Lo que convierte la juventud en un tiempo insoportable, sin embargo, es la consciencia latente de que todo cuanto se hace, se hace haciendo el ridículo. Debí ser un joven algo hiperbólico y trágico porque muchas de mis creencias, ideas y comportamientos de juventud me ruborizan ahora. Por ello, no me cuesta verme reflejado en el verso de Lamartine que Pla recoge en el El quadern gris, del cual dice mantiene una fidelidad exacta con el espíritu de la juventud: «Un seul être vous manque, et tout est dépeuplé» [«Un solo ser os falta, y todo está despoblado»]. Qué sonrojante es darse cuenta, pasados los años, de que hay muy pocas carencias que justifiquen el desánimo o la indignación absolutas que el más nimio contratiempo desata en la juventud. El …

Y la negra inquietud no se separa

«No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía». Así es como arranca el célebre ensayo de Camus, El mito de Sísifo (1942). A medida que marchan las páginas, es fácil que el desasosiego cale en los huesos y los vaya dejando humedecidos del absurdo existencial que desentraña el autor. Pero hace falta mucha pasión para escribir tanto y tan bien sobre el desasosiego, y la mayor prueba de la apuesta del libro por la vida tal vez sea, al fin y al cabo, que el propio Camus jamás optó por matarse. No obstante, eso quita poca o nula importancia a un hecho de incontestable desazón. Casi ochenta años después de la publicación del ensayo, el suicidio es en España la primera causa de muerte no natural. Muchas personas siguen juzgando a diario que no vale la pena vivir la vida. Dice Camus en un momento del ensayo que el suicidio, como …

Black Lives Matter: débiles argumentos para el cambio

Hace ya un tiempo que las aguas del irracionalismo posmoderno empantanan la discusión política de ciertos asuntos. En Estados Unidos, por ejemplo, tiene lugar desde 2013 un estridente debate sobre el racismo endémico del país, que en el presente año ha subido a la palestra con todas sus armas a raíz del asesinato de George Floyd en mayo. El ruido que nos llega es hasta ahora ensordecedor y contundentemente preciso: ¡Black Lives Matter!, gritan los que abanderan la lucha antirracista en las ciudades norteamericanas; sin embargo, por más claridad y volumen con que se profiera la consigna, el ruido es por definición confuso, oscuro, vago, y convendría, con tal de estimular la circulación de las aguas del debate, bajar el tono unos peldaños y comprobar si son ciertas las razones que lo proveen de tanta furia. Las imágenes de la muerte de Floyd en Mineápolis levantaron una oleada de indignación desproporcionada al suceso. Hemos visto imágenes mucho más terribles en televisión y el termostato de la ira social apenas registró modificaciones. El asesinato de Floyd, …