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Lo que ocurrió antes

Algunas decisiones conscientes pueden predecirse antes de que entren en nuestra consciencia. Este tipo de hallazgos, demostrados en famosos estudios como los del fisiólogo Benjamin Libet en los ochenta, o los del neurocientífico John-Dylan Haynes más recientemente, plantean una conciliación difícil con la sensación inevitable de que uno es el origen consciente de sus decisiones y acciones. En Determined (2023), un compendio que se hace eco de estos y otros estudios que añaden a la causa, el neuroendocrinólogo Robert Sapolsky agita el debate sobre el determinismo con una posición contundente: el libre albedrío –dice con rotundidad– no existe. El determinismo causal no es una idea nueva, como tampoco lo es que este limitaría el libre albedrío. Pero Sapolsky dobla la apuesta y afirma que no tenemos agencia, que no tomamos decisiones ni participamos en procesos de razonamiento. Simplemente, somos seres a los que les pasan cosas. En Determined, las evidencias científicas se apilan una sobre otra, y el punto clave de la posición de Sapolsky estaría en el hecho de que la explicación no es …

¿Qué obtenemos de las artes?

Por las aguas del cuerpo y de la mente, La ciudad fluye hacia ninguna parte. De vivir nos consuela solo el arte, Que es estar con la gente sin la gente. Carlos Marzal A Toni Martí García Toda obra de arte ofrece una ilusión de verdad; no una verdad real, sino una verosimilitud que, gracias a la forma, tiene la capacidad de divertirnos y enriquecer nuestra conciencia. En otras palabras: a través del arte, la conciencia adquiere la capacidad de ver el mundo o a nosotros mismos de una manera más clara, algo que no nos pueden dar ni la ciencia, ni la filosofía, ni la religión.  Es una lástima no tener sino el concepto de verosimilitud para referirnos a la verdad en arte. Sería bueno tener alguno que especificara que esa verosimilitud es, en cierta manera, más intensa que la verdad de la vida real. Mi intención aquí es la de establecer que la supuesta verdad del tronco común de todas las artes contiene por lo menos tres cualidades: admiración, emoción y conocimiento, pero …

Los diablos que rondaron a Cyril Connolly

Con ocasión del cincuenta aniversario de la muerte de Cyril Connolly (1903-1974), la editorial Lumen ha reeditado Obra Selecta, el volumen que reúne en castellano casi todo lo que produjo este ensayista inglés. En la espléndida introducción de Andreu Jaume ⎯cuyo nombre no figura en esta edición, como tampoco en la primera de 2005, pero sí en cambio en la segunda de 2009⎯, leemos lo siguiente: A menudo Connolly no es más que un brillante diletante, un escritor que no sabe qué hacer con su enorme talento, aquejado de un acusado sentido del ridículo que no le deja tomarse en serio y de un culto a la pereza que no le dejó llevar a cabo un sinnúmero de proyectos largamente soñados. El retrato es justo, y es probable que Connolly lo aceptara sin reservas, pues en Enemigos de la promesa ya se define a sí mismo como una persona «perezosa, irresoluta, demasiado vana y modesta en exceso, insegura de sus juicios e incapaz de terminar lo que he comenzado». Son debilidades sobre las que vuelve …

El Holocausto no enseña nada

Más o menos por las mismas fechas, a finales de 2023, aparecieron dos importantes ensayos sobre el Holocausto que, aun siendo obras de factura muy distinta en objetivos y procedimientos, coinciden en señalar como principal inquietud de sus respectivos enfoques la que, a pesar del tiempo transcurrido, sigue siendo una cuestión mal digerida: la incómoda relación de la conciencia europea con lo que sucedió en el continente durante la Segunda Guerra Mundial. De uno de ellos, Aly Herscovitz. Cenizas en la vida europea de Josep Pla, de Xavier Pericay, publicado por Athenaica Ediciones, ya dio noticia La Puñalada en un artículo reciente de Roger Raurell. El ensayo parte de una investigación que el autor, en compañía de Arcadi Espada, Sergio Campos, Eugenia Codina y Marcel Gascón, llevó a cabo hace unos años sobre la vida y la muerte de una chica judía con la que Josep Pla, en su época de corresponsal en Alemania, mantuvo una relación amorosa. Pla dejó constancia de esa relación en un apunte de su obra Notes disperses. Entre otras cosas, …

Isaiah Berlin en Washington   

La falsedad del determinismo es uno de los tributos intelectuales más positivos a tener en cuenta en el balance final del siglo XX, el siglo de la megamuerte, el siglo de los totalitarismos. Se lo debemos en gran parte a Isaiah Berlin. Ya entrados en otro siglo, si el principio de libertad de elección —elecciones trágicas a menudo— nos parece incluso un fait accompli al final de todos los utopismos ensangrentados, es porque el pensamiento de Berlin había reafirmado la sociedad pluralista y al hombre como una conciencia creativa que es autónoma por sus opciones, sus fines y valores, en aquella gloriosa confluencia de la Historia entre la continuidad y la libertad. Si el determinismo considera que la Historia está bajo el control —está teledirigida— por fuerzas impersonales más allá de la voluntad humana, Berlin lo identifica con la negación de la idea de la responsabilidad moral del individuo. Esa fue la gran refriega del siglo XX, el siglo de acechanzas tan pavorosas como la revolución soviética, el Tercer Reich, la Revolución Cultural de Mao …

Deberían temer a Virginia Woolf

El personaje en el que se proyecta Virginia Woolf en Una habitación propia, ese ensayo suyo tan relevante para la causa de la igualdad entre los sexos como incomprendido o intencionadamente manipulado por el feminismo posmoderno, recibe una herencia de su tía el mismo día en que se aprueba el voto femenino en Inglaterra, y confiesa lo siguiente: «De las dos cosas ⎯el voto y el dinero⎯ el dinero, lo reconozco, me pareció infinitamente más importante». La sentencia resume con elocuente simplicidad el pensamiento de Virginia Woolf respecto a la condición de la mujer. Su feminismo, heredero del de John Stuart Mill, Harriet Taylor y todos cuantos en su momento se ocuparon seriamente de la situación del género femenino en una sociedad a la que podía llamarse genuinamente patriarcal antes de que nuestro tiempo pervirtiera el sentido de las palabras, no aspiraba ni más ni menos que a la plena igualdad, que no puede ser otra cosa que la igualdad de condiciones. De eso trata Una habitación propia en un estilo que funde lo irónico …

Efectos secundarios de la democracia

En su optimismo ilustrado, los primeros pensadores de la democracia creyeron que la educación universal convertiría a todos los hombres en ciudadanos con criterio para autogobernarse. Es comprensible. También lo es que, un siglo más tarde, Flaubert no pensara lo mismo. En una carta de octubre de 1871 dirigida a George Sand, un Flaubert al que ya no le quedaban muchos años de vida y que tal vez ya había empezado a concebir Bouvard y Pécuchet, esa novela póstuma en la que lleva a la máxima expresión el interés que siempre tuvo por la estupidez humana, declara abiertamente su poca fe en la democracia: Si Francia no pasa pronto al estado de la crítica, la sospecho irrevocablemente perdida. La educación gratuita y obligatoria no hará más que aumentar el número de los imbéciles. Renan lo ha expresado de una manera muy convincente en el prefacio a sus Questions contemporaines. Lo que nos falta por encima de todo es una aristocracia natural, es decir, legítima. Nada puede hacerse sin cabeza, y el sufragio universal, tal como …

El alma de las cosas

La producción ensayística de Milan Kundera comprende tres volúmenes que pueden considerarse como partes de una obra única; lo es por su unidad temática, pues unos mismos intereses motivan los tres ensayos y se disponen en una trama de correspondencias que los funde en un solo discurso, y también por su unicidad: es cierto que todo lo que expone pertenece a la mejor tradición de la crítica, pero su forma de abordarlo al modo libre del ensayo literario; su enérgica defensa de la independencia creativa en unos tiempos como los nuestros en los que resurge con viejas y nuevas excusas el afán de someter lo literario y lo artístico al arbitrio de lo ideológico, y, finalmente, la trascendencia que emerge de su concepción del arte narrativo como una exploración insustituible de todo cuanto constituye la existencia humana convierten el conjunto que forman esos tres libros en una obra singular y de mucha importancia. El arte de la novela (1986), Los testamentos traicionados (1993) y El telón (2005) se interesan principalmente por lo que da nombre …

Tras el velo, Isis lee

La palabra es origen, siempre previa. A través de ella nos abrimos camino en medio de la extrañeza del mundo. Es la fragua de nuestras ansias más secretas, siendo la del amor la más común, puro anhelo de paraíso que nos empuja a descender a los infiernos donde recuperar sus vestigios. Dante sabía que el camino al paraíso pasa por el infierno, y Petrarca, que el infierno nos habita, que la geografía de nuestra subjetividad es la tierra ignota que nos aguarda y nos aterra. También se atrevió a desafiar al amor y a la amada, sabedor de que la fuerza de su pulso, de su verbo era lo único inmortal. «Eternidad» pasó a tener el nombre de poesía, de palabra no revelada, sino caída, precipitada y abismada al infierno de un yo que amaba tanto a un tú como descubrirse, encontrarse cara a cara en el espejo de la escritura. Fuera de ella, de sus leyes lingüísticas, o en sus márgenes, no nos es dado conocer lo que descentra nuestra subjetividad. Nos aproximamos a …

Cuatro poemas de Carner

Josep Carner, poeta catalán nacido en Barcelona en 1884, se licenció primero en Derecho y después en Filosofía y Letras, colaboró en distintas revistas culturales de la época, y en 1911, fue designado miembro de la sección filológica del Instituto de Estudios Catalanes. Después de constatar la ineficiencia y la falta de respeto de quienes ostentaban el poder cultural en la Cataluña de comienzos del siglo XX y ante la imposibilidad de obtener un lugar de trabajo decente, que merecía sobradamente, decidió hacer oposiciones en Madrid para ingresar en la carrera diplomática, y desde 1921 ocupó destinos consulares en Europa y Latinoamérica.  Pasó, pues, la mayor parte de su vida lejos de su tierra natal. Después de la Guerra Civil, se vio forzado a exiliarse en Méjico, y más tarde, en 1945, en Bélgica. Murió en Bruselas en 1970,  a sus ochenta y seis años. Su obra representa un enorme salto cualitativo en relación con la poesía anterior, en la cual destacaron, entre otros, Jacint Verdaguer y Joan Maragall. Entre 1904 y 1953 publicó quince …