Literatura

Tras el velo, Isis lee

La palabra es origen, siempre previa. A través de ella nos abrimos camino en medio de la extrañeza del mundo. Es la fragua de nuestras ansias más secretas, siendo la del amor la más común, puro anhelo de paraíso que nos empuja a descender a los infiernos donde recuperar sus vestigios. Dante sabía que el camino al paraíso pasa por el infierno, y Petrarca, que el infierno nos habita, que la geografía de nuestra subjetividad es la tierra ignota que nos aguarda y nos aterra. También se atrevió a desafiar al amor y a la amada, sabedor de que la fuerza de su pulso, de su verbo era lo único inmortal. «Eternidad» pasó a tener el nombre de poesía, de palabra no revelada, sino caída, precipitada y abismada al infierno de un yo que amaba tanto a un tú como descubrirse, encontrarse cara a cara en el espejo de la escritura. Fuera de ella, de sus leyes lingüísticas, o en sus márgenes, no nos es dado conocer lo que descentra nuestra subjetividad. Nos aproximamos a …

Cuatro poemas de Carner

Josep Carner, poeta catalán nacido en Barcelona en 1884, se licenció primero en Derecho y después en Filosofía y Letras, colaboró en distintas revistas culturales de la época, y en 1911, fue designado miembro de la sección filológica del Instituto de Estudios Catalanes. Después de constatar la ineficiencia y la falta de respeto de quienes ostentaban el poder cultural en la Cataluña de comienzos del siglo XX y ante la imposibilidad de obtener un lugar de trabajo decente, que merecía sobradamente, decidió hacer oposiciones en Madrid para ingresar en la carrera diplomática, y desde 1921 ocupó destinos consulares en Europa y Latinoamérica.  Pasó, pues, la mayor parte de su vida lejos de su tierra natal. Después de la Guerra Civil, se vio forzado a exiliarse en Méjico, y más tarde, en 1945, en Bélgica. Murió en Bruselas en 1970,  a sus ochenta y seis años. Su obra representa un enorme salto cualitativo en relación con la poesía anterior, en la cual destacaron, entre otros, Jacint Verdaguer y Joan Maragall. Entre 1904 y 1953 publicó quince …

El tiempo y su estribillo

El pasado 28 de agosto de 2022 se cumplieron quince años del fallecimiento del escritor Francisco Umbral, Premio Príncipe de Asturias en 1996 y Premio Cervantes en el año 2000. Detrás quedaban publicados más de 140.000 artículos y columnas y 110 libros. Francisco Umbral fue, sin duda, uno de los más grandes creadores literarios del siglo XX en España. Podríamos decir que se pasó sesenta años escribiendo sin pararse a tomar aire, esa forma torrencial que su maestro y gran amigo Miguel Delibes describió de manera sencilla: «Umbral escribe como mea». Umbral era consciente de que solo la literatura y el periodismo le permitían seguir adelante en el ruedo de una vida que no se lo puso fácil. «Soy un escritor doloroso que se cura escribiendo», anotó en su Diario político y sentimental. O bien: «Toda mi vida no he hecho otra cosa que autorretratos. Me he pasado la vida escribiendo memorias».  Sobre la obra de Umbral hay cuantiosos estudios en forma de tesis, ensayos, etc. Pero sobre su vida, su biografía, hay muy poco …

Corredor-Matheos, poeta del silencio

El reciente poemario de José Corredor-Matheos (Alcázar de San Juan, 1929) lleva un título tan sugerente como Al borde (Barcelona: Tusquets, 2022). El mismo título ya nos orienta hacia una lectura entendida como experiencia estética de lo fronterizo. Corredor-Matheos es uno de esos niños de la guerra pertenecientes a la conocida como Generación o Promoción de los 50. Publicó su primer poemario en 1953 (Ocasión donde amarte) y, con Poema para un nuevo libro, consiguió el Premio Boscán en 1961. Pero es a partir de 1975, con Carta a Li Po, cuando la obra del alcazareño inicia una etapa significativa que le llevará a recibir el Premio Nacional de Poesía en 2005 con El don de la ignorancia. A su exitosa trayectoria literaria se suma una extensa y fecunda labor en el terreno de la crítica de arte. La palabra desnuda La crítica especializada reconoce en Corredor-Matheos a uno de los poetas más originales en nuestra lengua, especialmente a partir de Carta a Li Po. Hay consenso en afirmar que parte de la originalidad tiene …

Ayudante de campo: una evocación

 A principios de 2019 viajé a Segovia para consultar en el Archivo Militar la hoja de servicios de mi padre. Nacido en 1923, José María Martínez de Pisón Gaztelu se libró por edad de hacer la guerra y tuvo que esperar a la reapertura de las academias militares para dar curso a una vocación que podía deberse, en parte, a la tradición familiar y, en parte, al entonces irresistible prestigio de la milicia. Mi padre fue un militar vocacional y tardío en una época llena de militares prematuros y a la fuerza. Fue también un militar de academia en una España de militares de ocasión, rebosantes de méritos de guerra. La suya debía de ser una vocación arraigada y sincera, dado que podía augurársele cualquier cosa menos una carrera meteórica. En 1947 alcanzó el empleo de teniente del arma de artillería, en 1951 el de capitán y en 1962 el de comandante. Sus veintiocho años, ocho meses y cuatro días de permanencia en el ejército (así consta en la hoja de servicios) se desarrollaron íntegramente …

Alto voltaje de Chateaubriand

Cuando Sartre se dispuso a mear sobre la tumba de Chateaubriand en el islote frente a su Saint-Malo natal no daba un ejemplo de originalidad, porque en aquel tiempo el trascurrir generacional de toda literatura se basaba en matar al padre. Actualmente, es algo distinto dado que las nuevas generaciones desconocen a sus padres. Sucumbe lo que se llamó nación literaria, de la que Francia fue molde. Existía el escritor y luego el gran escritor, a cuyas exequias acudían cofradías, sindicatos, enemigos y damnificados. Tal vez sea necesaria una cierta hipocresía. Sartre odiaba el estilo del vizconde —ya se sabe que hay dos ramales de estilo, el vizconde que es Chateaubriand y el teniente que fue Stendhal— y optó por rociarlo con ácido úrico pero al final es inevitable que los meones acaben por ocupar la hornacina de los grandes maestros. Absténgase de leer a Chateaubriand quien no distinga entre un conservador y un reaccionario o prefiera la prosa asténica. Pocas literaturas como la francesa saben hacerse su propia jardinería con tan buenos resultados. En …

Verdades

En un artículo anterior usé la expresión esplendor del fracaso, con la que Faulkner definió el sentido y el valor de su propia obra, para dar cuenta de la aspiración a la que tiende la literatura ⎯en plenitud a partir del simbolismo, que no en vano produce la llamada poesía pura⎯, interesada en reconstruir la experiencia real de los sentidos con materiales distintos de los que la constituyen en la realidad; es decir, con el lenguaje, que queda apartado en este empeño de su habitual función referencial, denotativa, incluso comunicativa, pues en rigor el lenguaje poético no comunica, no transmite un mensaje, sino que recrea ciertos atributos de la experiencia y los exhibe para quien pudiera interesarle. En esta operación, el poeta está abocado al fracaso porque no puede ofrecer en toda su pureza lo que se propone: las metáforas no son la realidad, solo la evocan; y así todos los demás artificios de un texto literario: el ritmo que transporta las palabras, el orden en que se presentan los hechos. Al mismo tiempo, si …

La ética en la comedia

La Poética de Aristóteles es sorprendente por su capacidad de comprensión de la tragedia y, por extensión, del fenómeno literario. Los conceptos que Aristóteles usa en su definición de la tragedia, por ejemplo, se han visto enriquecidos enormemente por la teoría literaria posterior, y son todos ellos esenciales, pero el que ahora me gustaría analizar es el de catharsis, normalmente traducido como «purgación», que, al relacionarlo Aristóteles con eleos (compasión) y phobos (terror), significa que nos «limpia» de esas dos emociones producidas por la tragedia, o sea que nos libra de lo negativo que nos causa el terror y la compasión que sentimos por nuestra identificación con el héroe trágico.  En Creation and recreation, Northhrop Frye, comentando un fragmento magistral de Oscar Wilde en The critic as artist, afirma lo siguiente:  Nuestra experiencia sensorial, nuestros recuerdos, nuestros hábitos y rituales establecidos, actúan como filtros: descartan o acomodan lo que en nuestras vidas es amenazante o perturbador.  Y seguidamente, citando a Emily Dickinson, dice:  Si tuviéramos algún indicio de la definición de la vida, el más …

Venus de labios pintados

Quisiera hablarles de relaciones. Más concretamente de relaciones intertextuales. Las que mantienen textos literarios entre sí pero también las que nosotros mantenemos con ellos, pues una lectura comprensiva —sigo el argumento de Gadamer— es un diálogo que tiene como finalidad el acuerdo, la fusión de horizontes, el autoconocimiento. Un texto nos interpela, tiene algo que decirnos, siempre está abierto a una respuesta que a su vez provoca una nueva interpelación. Comprender un texto es para la hermenéutica filosófica conocer la pregunta de la que es respuesta, pues todo diálogo tiene la estructura de pregunta y respuesta. Decimos que puede haber actualización del texto porque este no está sujeto a la circunstancia en que fue creado (tiene autonomía respecto del autor y sus intenciones). Así, afirmamos que un texto —el texto literario lo es en sentido eminente— busca mantener un diálogo que siempre queda abierto, una conversación que no puede agotarse con cada una de sus actualizaciones (la lectura es una de las actualizaciones posibles, pero no la única). Y es que un texto no se …

Diplomáticos de novela

La diplomacia acaba siendo intemporal en el sentido que el double entendre y la simulación pueden ser usadas a semejanza de las armas en cualquier tipo de guerra, tan nobles y arteras como el arte de mentir en beneficio del Estado, lo que es una tradición de siglos por lo menos desde el Egipto de los faraones a la corte de Putin, con momentos tan sutiles como Roma, Bizancio o Venecia. Crece a la sombra de la guerra, tiene como deleite propio la pompa y la circunstancia, se nutre de la ambigüedad y también de la ceremonia, al modo de una hiedra que sostiene tratados endebles y alianzas fugaces. Como diplomacia, la borrosidad semántica ayuda a esquivar conflictos o a camuflarlos, y fracasa cuando los agrava. Ahora mismo, viejas nieblas diplomáticas cubren los pasos que se dieron al final de la Guerra Fría: ¿dio Occidente garantías a Moscú de que la OTAN no se expandiría hacia el Este? Todo, naturalmente, a sabiendas de que es inútil y poco profesional querer saber por completo las causas …