Literatura

Nulla aesthetica sine ethica

Sin duda la gente de mi generación relacionará siempre esta frase: «No hay estética sin ética» con José María Valverde, que, en 1965, dimitió de su cátedra de estética de la Universidad de Barcelona como protesta por la expulsión de la cátedra de ética de su amigo y maestro José Luis L. Aranguren, en la Universidad de Madrid, por parte de las autoridades franquistas. Valverde se quedó sin trabajo y tuvo que exiliarse a América para poder mantener a su familia, y sus discípulos nos quedamos un poco huérfanos. Su famosa frase tiene dos sentidos: el de la protesta y el más interesante: la afirmación de que el arte sin ética no es arte. Este es el sentido que quiero analizar y que se presta a varias reflexiones. En realidad, la vertiente ética de la literatura es huidiza, y muchas veces se ha interpretado erróneamente como si se tratara de un mensaje moral más o menos subyacente en el texto. En la segunda mitad del siglo I (aC), en su Espistola ad Pisones, Horacio formuló …

Borges, traductor infiel

Al acercarnos con toda precaución a una figura trascendental de las letras universales como es Jorge Luis Borges, uno se ve vencido por el temor de decir lo que todos han dicho de forma unánime, de reincidir en una serie de lugares comunes que se han repetido y reproducido hasta el hartazgo (el mismo autor fomentó este juego intencionado de reiteraciones), y la rara pero firme sensación de no poder decir nada nuevo a estas alturas. No obstante, si se examinan con detalle los elementos que componen la poética del autor, de la que se han escrito ríos de tinta, se observará que al tiempo que algunos aspectos han sido sobrevalorados, otros en cambio aún no han recibido la merecida atención. Entre estos últimos estaría una faceta aún no muy conocida por el gran público: la del Borges traductor, sobre el que han llamado la atención algunos estudiosos, principalmente Ana Gargatagli Brusa, Efrain Kristal, Sergio Waisman y Rafael Olea Franco. No sólo en lo que toca a la práctica en sí misma –el puro oficio …

Avatares del ensayo

Al ensayo no se le suele exigir, como a la novela y el cuento, una alta preocupación estilística, pues se supone que su principal objetivo es exponer el desarrollo de una idea, aunque eso se haga con una prosa poco atractiva o incluso descuidada. El género ha acabado por acoger cualquier texto de no ficción, excepto memorias y diarios, sean cuales sean sus condiciones, tenga o no aspiraciones literarias, resulte su tono de un humor malicioso, como en A Modest Proposal, de Jonathan Swift, o de una seriedad rotunda como la que precisan por su naturaleza los tratados académicos. A todas sus posibles variaciones las une una línea de continuidad que traza la tensión entre lo que se expone y la necesidad de modular el pensamiento con la belleza del lenguaje: en algunas obras solo se aspira a redactar sin equívocos los argumentos del punto de vista que se defiende; en otras, el ensayo se concibe plenamente como una construcción literaria, mucho más cercana a la narración y, en algunos casos, como veremos, incluso a …

El mundo entero es como un escenario

No hay ninguna explicación racional a la grandeza de William Shakespeare. Antes que él, no había ningún autor importante, exceptuando a Chaucer, lo cual también dificulta comprender cómo tantas obras geniales aparecen así, casi de golpe y atribuidas a una sola persona. Todas las teorías que intentaron demostrar que no existió y que sus obras se deben a otros autores fracasaron. No sólo es inexplicable su talento literario, reforzado por sus poemas narrativos y sus sonetos, sino que también lo es su talento dramático, la variedad de sus escenarios, repertorios y registros, la habilidad en el manejo de sus temas, así como la estructura de todas sus piezas teatrales. Demuestra también su extraordinario talento la inteligente astucia que tuvo al usar y alterar sus fuentes, tanto si procedían de las crónicas como de obras literarias o dramáticas. Comparar sus fuentes con sus obras es quizá la mejor manera de darse cuenta de su genio. Elimina e inventa personajes, altera las fechas de los hechos narrados acercándolas para conseguir la relación causa-efecto y ofrecer la credibilidad …