Autor: Ferran Toutain

Un proceso inexorable

I Pronto hará dos años, en febrero de 2021, me llamó por teléfono mi amigo Joan Ollé para pedirme que le acompañara hasta el despacho de su abogado, Javier Melero, quien le había ofrecido sus servicios para afrontar, de la mejor manera posible, la pesadilla en la que le habían metido. Es probable que el lector ya conozca los detalles del caso. Unos días antes, el diario catalán Ara había publicado una extensa denuncia contra su persona, cobardemente pergeñada con el testimonio de varios declarantes anónimos. Le acusaban de abusos de poder y abusos sexuales en el ejercicio de su actividad docente como profesor de dramaturgia en el Institut del Teatre de Barcelona, y cuando el diario le llamó para comunicarle que al día siguiente publicarían las acusaciones que pesaban sobre él y preguntarle si tenía algo que decir al respecto, pidió que antes de responder le dejaran leer lo que iban a publicar, a lo cual se negaron sin más explicaciones. En el primer día en que se veía obligado a salir de casa …

La libertad esclava

En su ensayo Dos conceptos de libertad (1958), Isaiah Berlin refiere que los historiadores de las ideas han documentado más de doscientos significados de la palabra libertad. La cifra impresiona y da cuenta de hasta qué punto se trata de un concepto poroso, por utilizar el mismo adjetivo que Berlin, aunque tal vez deberíamos decir vaporoso, o incluso vacío, pues no parece referirse a nada que pueda ser reconocido como tal en todo momento y lugar. Las disquisiciones sobre su naturaleza, los intentos, furiosamente disputados, de obtener una definición universal del concepto, constituyen una preocupación prominente en la antigüedad clásica, y la siguen constituyendo, supeditada a las sucesivas necesidades de la teología y la política, hasta nuestros días. Con el tiempo, en sus más vulgares versiones, las que impulsan todos los movimientos de masas, no ha llegado a ser, junto a la verdad, más que una idea acomodadiza cuya inconsistencia, por utópica o abstracta, no impide a sus fieles voceadores tomarla como axioma de sus designios totalitarios. Usada como reclamo de las insidiosas ilusiones de …

Lo irrazonable

No fui del todo consciente del mal del siglo hasta el día en que, discutiendo con un colega de universidad sobre las razones que daban los independentistas catalanes para justificar su aspiración, recurrí a ciertos datos que guardaba en el móvil sobre antecedentes históricos, balanzas fiscales y realidades políticas. Mi interlocutor, independentista convencido, no mostraba ninguna agresividad ante el desmentido sistemático de sus alegaciones; mostraba algo peor: indiferencia. Apenas prestaba atención a mis contraargumentos y le tenía sin cuidado que los datos que le presentaba no fuesen meras opiniones, sino el resultado de estudios rigurosos, procedentes, en algunos casos, de fuentes internacionales. Expresaba, con la media sonrisa del desprecio, que la verdad no le incumbía; su actitud y sus comentarios sobre los intereses que hay detrás de todo estudio y sobre el poder al que sirve toda verdad venían a decir eso. No leía datos, pero aparentemente sí había leído a Foucault. Me he encontrado después en situaciones parecidas debatiendo sobre las creencias del feminismo de última ola y su vástago enloquecido, la ideología de …

Verdades

En un artículo anterior usé la expresión esplendor del fracaso, con la que Faulkner definió el sentido y el valor de su propia obra, para dar cuenta de la aspiración a la que tiende la literatura ⎯en plenitud a partir del simbolismo, que no en vano produce la llamada poesía pura⎯, interesada en reconstruir la experiencia real de los sentidos con materiales distintos de los que la constituyen en la realidad; es decir, con el lenguaje, que queda apartado en este empeño de su habitual función referencial, denotativa, incluso comunicativa, pues en rigor el lenguaje poético no comunica, no transmite un mensaje, sino que recrea ciertos atributos de la experiencia y los exhibe para quien pudiera interesarle. En esta operación, el poeta está abocado al fracaso porque no puede ofrecer en toda su pureza lo que se propone: las metáforas no son la realidad, solo la evocan; y así todos los demás artificios de un texto literario: el ritmo que transporta las palabras, el orden en que se presentan los hechos. Al mismo tiempo, si …

Una revolución pendiente (glosa de Ortega)

Benjamin Constant insistió en la imposibilidad de que existiese una sociedad libre sin el cumplimiento efectivo de lo que llamó «principio eterno»: la limitación de todo poder; también el de la soberanía popular, en la que necesariamente descansa la legitimidad de la representación política en democracia, y que Constant, tras presenciar los desmanes de la Revolución francesa y la instauración del Terror en nombre de la justicia, ya vio como una fuente de despotismo tan o más temible que la monarquía absoluta. Desde su visión liberal progresista de la historia, coincidía en eso no solo con Madame de Staël y con Stuart Mill, sino también con los grandes pensadores liberales de tendencia conservadora como Edmund Burke y Aléxis de Tocqueville. Si la protección de la libertad ha de ser, en última instancia, el sentido de toda acción política —como quería Burke—, no puede haber nada más contrario a la política que la imposición, por parte de una mayoría, de una supuesta voluntad general, obtenida siempre por propaganda emocional y representada siempre por una camarilla que …

El esplendor del fracaso

Siendo en general dos escritores dispares en sus intereses y sus procedimientos, William Faulkner y Marcel Proust coinciden a menudo en lo sustancial y a veces incluso en el estilo. Faulkner es más oscuro que Proust, pero su oscuridad es el reflejo de lo que ocurre en el alma humana; en Proust —no en vano culmina con la Recherche la moderna tradición de la novela y el ensayo franceses— esa oscuridad se razona hasta despojarla de sus sombras. Los dos intentos son una bendición para el lector, y no diré que conducen al mismo sitio, pues son en cierto sentido opuestos, pero sí que se introducen en el mismo asunto y muestran de él aspectos que uno reconoce como verdades de su propia experiencia aunque quizás nunca hubiese sido consciente de ellas. Ambos hacen objeto de sus respectivas estéticas la compleja totalidad del ser humano, y ambos confían ese propósito a un estilo marcadamente digresivo, poblado de incisos, con una frecuente intercalación de guiones y paréntesis, en una subordinación continua que puede hacer alcanzar a …

Los mejores datos

En su presidential memorandum, el documento con rango de ley en el que el presidente de los Estados Unidos traza las directrices de su gobierno, Joe Biden incluyó la siguiente declaración: «Es política de mi Administración tomar decisiones basadas en pruebas guiadas por la mejor ciencia y los mejores datos disponibles». Poco después, Jeffrey H. Anderson, director del Bureau of Justice Statistics durante el gobierno de Donald Trump, señaló, en una tribuna publicada en The Wall Street Journal, la flagrante contradicción entre esa declaración del memorándum y la respuesta que dio Biden, meses antes de llegar a la Casa Blanca, a la pregunta de un periodista sobre si existía un racismo sistémico en la aplicación de la ley. «Absolutamente», exclamó el entonces candidato a la presidencia. Sin embargo, un informe oficial presentado a los pocos días de su toma de posesión llegaba a la conclusión de que no existe ese supuesto sesgo racista en las actuaciones de la policía. El reproche de Anderson puede parecer un poco injusto, porque, cuando Biden declaró a la prensa …

El siglo perturbado

I En Building a Bridge to the 18th Century, el ensayo que escribió Neil Postman en 1999 y que próximamente Biblioteca Nueva publicará en castellano, se advierte que, si no hallamos la manera de remediarlo, el siglo XXI se verá perturbado por el «historicismo radical», que es como los académicos norteamericanos de su tiempo solían llamar a la consagración de los estudios culturales, los estudios de género, la deconstrucción y todos los nidos posestructuralistas de los que echaron a volar muchas de las ideas públicas que ahora nos perturban. Para el historicismo radical, no hay valores morales absolutos, ni siquiera superiores, sino solo productos resultantes de las relaciones de poder en un determinado momento. Tampoco hay, en consecuencia, un conocimiento al que se le pueda dar más crédito que a otro. Postman cita un fragmento del libro del deconstruccionista estadounidense Kenneth J. Gergen The Saturated Self: Dilemmas of Identity in Contemporary Life en el que el autor dice comprender que para las convenciones contemporáneas de Occidente la medicina moderna sea sin duda superior a la …

Ad populum

I Pronto se cumplirán diez años del 15-M. El 20 de mayo de 2011, cuando algunas plazas de las principales ciudades españolas ya llevaban cinco días ocupadas por tribus de indignados, escribí esta entrada de diario y le puse por título «El fantasma de la imitación»: «Se accedía a la cantina del cuartel al que fui a parar cuando cumplía el servicio militar por una de esas puertas de dos pequeños batientes que se apartan de un empujón, exactamente iguales a las de los saloons que aparecen en las películas del Oeste. Esa analogía determinaba que, de vez en cuando, se viese entrar a algún soldado con los dedos gordos de las manos metidos en el cinturón y la gorra inclinada hacia delante hasta casi tapar con la visera el hueso de la nariz. En cuanto pasaba la puerta, se despojaba de la gorra como mandaban las ordenanzas; luego, poco a poco, se acercaba a la barra lanzando miradas de menosprecio a derecha e izquierda; a falta de whisky, pedía un vaso de calimocho, se …

Si veneno le pide llorando…

A finales de la década de los ochenta del pasado siglo, las alarmas sobre abusos sexuales a menores se dispararon en todo el mundo occidental. Aprovecharse de la inocencia de un niño para satisfacer el deseo de un adulto añade a las iniquidades de la violación un grado de crueldad que, para salvaguardar el honor de la especie, no dudamos en calificar de inhumano. Era algo que ocurría en silencio y a lo que durante mucho tiempo no se le concedió en la sociedad mayor gravedad que a la sodomía, el pecado nefando con el que generalmente se confundía en los textos legales y en la opinión pública; y a pesar de que el rechazo moral con el que se contemplaba se fue acentuando en el siglo XX, si acaso se tenía noticia de que algún pariente o vecino practicaba esa pravedad, eran frecuentes la componenda y el disimulo: a menudo, la reputación de los mayores se tenía por un valor más alto que la libertad de los menores. El despertar de la conciencia social …