Teoría literaria

El alma de las cosas

La producción ensayística de Milan Kundera comprende tres volúmenes que pueden considerarse como partes de una obra única; lo es por su unidad temática, pues unos mismos intereses motivan los tres ensayos y se disponen en una trama de correspondencias que los funde en un solo discurso, y también por su unicidad: es cierto que todo lo que expone pertenece a la mejor tradición de la crítica, pero su forma de abordarlo al modo libre del ensayo literario; su enérgica defensa de la independencia creativa en unos tiempos como los nuestros en los que resurge con viejas y nuevas excusas el afán de someter lo literario y lo artístico al arbitrio de lo ideológico, y, finalmente, la trascendencia que emerge de su concepción del arte narrativo como una exploración insustituible de todo cuanto constituye la existencia humana convierten el conjunto que forman esos tres libros en una obra singular y de mucha importancia. El arte de la novela (1986), Los testamentos traicionados (1993) y El telón (2005) se interesan principalmente por lo que da nombre …

Venus de labios pintados

Quisiera hablarles de relaciones. Más concretamente de relaciones intertextuales. Las que mantienen textos literarios entre sí pero también las que nosotros mantenemos con ellos, pues una lectura comprensiva —sigo el argumento de Gadamer— es un diálogo que tiene como finalidad el acuerdo, la fusión de horizontes, el autoconocimiento. Un texto nos interpela, tiene algo que decirnos, siempre está abierto a una respuesta que a su vez provoca una nueva interpelación. Comprender un texto es para la hermenéutica filosófica conocer la pregunta de la que es respuesta, pues todo diálogo tiene la estructura de pregunta y respuesta. Decimos que puede haber actualización del texto porque este no está sujeto a la circunstancia en que fue creado (tiene autonomía respecto del autor y sus intenciones). Así, afirmamos que un texto —el texto literario lo es en sentido eminente— busca mantener un diálogo que siempre queda abierto, una conversación que no puede agotarse con cada una de sus actualizaciones (la lectura es una de las actualizaciones posibles, pero no la única). Y es que un texto no se …

Ficción versus vacío

La historia de la novela desde finales del siglo XX hasta estos días cataloga un cementerio de armatostes desconectados de la realidad y la vida, al modo de pozos de petróleo que ya no disponen de las entrañas de la tierra, sustituidos para el público lector por heterogéneas formas de entretenimiento que van de la novela negra a los vuelos de Harry Potter y en los últimos tiempos, preferentemente, a las series de televisión. Si queda algo de clases profesionales ilustradas, su sustento vitamínico está dedicado al stream de Netflix, La isla del tesoro o Azar de Joseph Conrad han sido liofilizados y la virtualidad ha sustituido la batalla del río Berézina, del mismo modo que Tolstoi solo perdura en forma de videojuego.   Aun así, a pesar de la corrupción deconstruccionista, la novela puede todavía representar sentido, memoria, belleza, una ilusión de tiempo, un modo de conocimiento, una pasión por la experiencia y, a la vez, una crítica de la vida. Desde luego ni la novela hamburguesa doble ni los filetes postminimalistas están en eso …

Nulla aesthetica sine ethica

Sin duda la gente de mi generación relacionará siempre esta frase: «No hay estética sin ética» con José María Valverde, que, en 1965, dimitió de su cátedra de estética de la Universidad de Barcelona como protesta por la expulsión de la cátedra de ética de su amigo y maestro José Luis L. Aranguren, en la Universidad de Madrid, por parte de las autoridades franquistas. Valverde se quedó sin trabajo y tuvo que exiliarse a América para poder mantener a su familia, y sus discípulos nos quedamos un poco huérfanos. Su famosa frase tiene dos sentidos: el de la protesta y el más interesante: la afirmación de que el arte sin ética no es arte. Este es el sentido que quiero analizar y que se presta a varias reflexiones. En realidad, la vertiente ética de la literatura es huidiza, y muchas veces se ha interpretado erróneamente como si se tratara de un mensaje moral más o menos subyacente en el texto. En la segunda mitad del siglo I (aC), en su Espistola ad Pisones, Horacio formuló …

Avatares del ensayo

Al ensayo no se le suele exigir, como a la novela y el cuento, una alta preocupación estilística, pues se supone que su principal objetivo es exponer el desarrollo de una idea, aunque eso se haga con una prosa poco atractiva o incluso descuidada. El género ha acabado por acoger cualquier texto de no ficción, excepto memorias y diarios, sean cuales sean sus condiciones, tenga o no aspiraciones literarias, resulte su tono de un humor malicioso, como en A Modest Proposal, de Jonathan Swift, o de una seriedad rotunda como la que precisan por su naturaleza los tratados académicos. A todas sus posibles variaciones las une una línea de continuidad que traza la tensión entre lo que se expone y la necesidad de modular el pensamiento con la belleza del lenguaje: en algunas obras solo se aspira a redactar sin equívocos los argumentos del punto de vista que se defiende; en otras, el ensayo se concibe plenamente como una construcción literaria, mucho más cercana a la narración y, en algunos casos, como veremos, incluso a …