José Ortega y Gasset

La intimidad de las cosas

«Con el paso de las décadas, se me hizo manifiesto que la diferencia entre toxicómanos y toxicólogos, ignorantes maníacos y personas razonables, dependía de asumir la libertad y la belleza como desafíos éticos». En el prólogo de Aprendiendo de las drogas, Antonio Escohotado se refiere así al compromiso integral de lo que se entiende, en parte gracias a su trabajo, como el autogobierno del individuo o, si se quiere, como el arte de la razón subjetiva. Semejante asunción significa hacer valer la conciencia moral del sujeto contra la ceguedad de las costumbres, y al ejercer esa libertad resistente contra el tiempo, al realizarla, queda unida a lo real, es decir, tiene por fin forma; la razón del sujeto queda, en fin, sensiblemente representada. Es entonces cuando la libertad, ya existente, puede ser bella. Dado que la belleza tiene la originalidad como fundamento, hay normas que deben romperse en su búsqueda, y eso no es distinto en el caso de las drogas, en el que el desafío señalado implica la armonía de la ética y la …

España oscitante

«Es desolador que hoy la megalomanía y la ambición personal de algunos nos hayan conducido al estado lamentable en que nos encontramos, y que nuestro pueblo haya perdido, de momento, la ilusión y la confianza en su futuro». Con estas palabras, y con otras muchas contenidas en una carta dirigida a Horacio Sáenz Guerrero, director de La Vanguardia, el expresidente Tarradellas denunciaba en el año 1981 el peligroso rumbo que tomaba el nuevo Govern de la Generalitat, con Pujol a la cabeza. Un Estado no se constituye como una comunidad desinteresada, y tampoco es algo dado, algo que se encuentra sin más, sino el fruto de un deseo prevaleciente, proyectivo; futurizo, diría Julián Marías. Si busca, no ya la admiración de sus vecinos, sino evitar, como todo organismo sano, su propia desintegración, es preciso que se presente como un convincente proyecto en común, en el que cada parte encaje en la totalidad nacional, dentro de la cual siga existiendo. Las palabras del expresidente catalán coinciden con estas otras que escribió Ortega y Gasset en su …

El esplendor del fracaso

Siendo en general dos escritores dispares en sus intereses y sus procedimientos, William Faulkner y Marcel Proust coinciden a menudo en lo sustancial y a veces incluso en el estilo. Faulkner es más oscuro que Proust, pero su oscuridad es el reflejo de lo que ocurre en el alma humana; en Proust —no en vano culmina con la Recherche la moderna tradición de la novela y el ensayo franceses— esa oscuridad se razona hasta despojarla de sus sombras. Los dos intentos son una bendición para el lector, y no diré que conducen al mismo sitio, pues son en cierto sentido opuestos, pero sí que se introducen en el mismo asunto y muestran de él aspectos que uno reconoce como verdades de su propia experiencia aunque quizás nunca hubiese sido consciente de ellas. Ambos hacen objeto de sus respectivas estéticas la compleja totalidad del ser humano, y ambos confían ese propósito a un estilo marcadamente digresivo, poblado de incisos, con una frecuente intercalación de guiones y paréntesis, en una subordinación continua que puede hacer alcanzar a …