Comunismo

Los tres pilares del antisionismo

The effort to combat psychotic prejudice with reasonable counterarguments is not only an act of folly but a capitulation. David Mamet, The Wicked Son, 2006 Advertencia al lector: aquí se toma en serio el antisionismo. De entrada, esto quiere decir que no se tratará aquí de confirmar o desmentir la carga de antisemitismo que la ideología antisionista, de manera más o menos solapada, acarrea o instiga. Los antisionistas no ocultan que lo son, al contrario, lo pregonan, del mismo modo que los antisemitas se enorgullecían de serlo, antes de la Shoá y la censura moral que acompañó el descubrimiento de la sobrecogedora destrucción de los judíos europeos, según la consagrada fórmula de Raul Hilberg. Parece más útil ⎯y a quien esto escribe, más urgente⎯ tomar en serio el entramado conceptual en el que se apoya el antisionismo. Sobre todo cuando el mundo entero se ve hoy recorrido por una particularmente ponzoñosa andanada de odio a todo lo judío, a raíz de la enésima vez que Israel se ve obligado a tomar las armas en respuesta …

Volver a Revel: Rusia

La reciente noticia de que drones rusos han sobrevolado zonas de Polonia, Rumanía y Estonia ha encendido, con razón, todas las alarmas. Se trata de una preocupante escalada de un conflicto que lleva tres años y medio causando un enorme sufrimiento en Ucrania. Con el Kremlin convertido en una amenaza cada vez mayor para la seguridad internacional, conviene releer a Jean-François Revel, que durante la Guerra Fría analizó y comprendió como pocos la lógica de la política exterior soviética y estudió con atención los mecanismos que hacen que las democracias se vuelvan vulnerables frente a los regímenes autoritarios y totalitarios. Revel escribió muchas de sus obras más importantes, como El conocimiento inútil, Cómo terminan las democracias o la Tentación autoritaria, en un momento en el que, en buena parte de los ambientes intelectuales europeos, se consideraba de mal gusto denunciar el expansionismo soviético: lo que se llevaba era hacer gala de una resistencia afectada y absurda al «imperialismo» norteamericano. Cuando los atropellos de Moscú empezaron a ser demasiado evidentes como para ser ignorados, lo que …

Aquellos zares rojos

Aquellos zares rojos

La hija de Stalin hojeaba libros en la biblioteca pública de Kensington. La observaba un joven bibliotecario, y con él así vimos, varias veces, a la hija de quien había sido el hombre más poderoso del mundo. Luego miraba escaparates de anticuarios, se subía al autobús y desaparecía. Eso era en 1992. Poco después, la prensa sensacionalista descubrió que Svetlana vivía en una casa de beneficencia en el Londres más raído.  En sus libros había contado lo que fue ser la mimada del padre, un hombre de inteligencia demoníaca, uno de los mayores genocidas de la historia de la humanidad, convencido de que la solución de todo era la muerte, atracador de bancos en su juventud de activista bolchevique, adorado por las mujeres sin ser muy mujeriego, un tipo aparentemente modesto con la cara marcada por la viruela, capaz de cóleras letales, inmensamente resentido, hipocondríaco, ejecutor de purgas sin fin, tullido del brazo izquierdo, cantor de baladas caucasianas, artífice del terror de masas, nuevo jinete del Apocalipsis que impidió toda libertad y perpetuó la guerra …