Marc Fumaroli

Alto voltaje de Chateaubriand

Cuando Sartre se dispuso a mear sobre la tumba de Chateaubriand en el islote frente a su Saint-Malo natal no daba un ejemplo de originalidad, porque en aquel tiempo el trascurrir generacional de toda literatura se basaba en matar al padre. Actualmente, es algo distinto dado que las nuevas generaciones desconocen a sus padres. Sucumbe lo que se llamó nación literaria, de la que Francia fue molde. Existía el escritor y luego el gran escritor, a cuyas exequias acudían cofradías, sindicatos, enemigos y damnificados. Tal vez sea necesaria una cierta hipocresía. Sartre odiaba el estilo del vizconde —ya se sabe que hay dos ramales de estilo, el vizconde que es Chateaubriand y el teniente que fue Stendhal— y optó por rociarlo con ácido úrico pero al final es inevitable que los meones acaben por ocupar la hornacina de los grandes maestros. Absténgase de leer a Chateaubriand quien no distinga entre un conservador y un reaccionario o prefiera la prosa asténica. Pocas literaturas como la francesa saben hacerse su propia jardinería con tan buenos resultados. En …

Arte y Estado

El pasado octubre, se anunciaron en España los mayores presupuestos destinados a Cultura de toda la historia de la democracia, y como es habitual se presentaron como una gran conquista. Sucede con la Cultura lo mismo que sucede con muchas otras partidas presupuestarias: hay quienes siempre celebran que se destine más dinero a aquello que consideran importante, y, por supuesto, nada hay tan valioso para muchos como el arte. Pero olvidan que en una democracia liberal el Estado solo debería garantizar aquellos servicios que no se puedan ofrecer de mejor forma por otras vías, y que el tamaño de las partidas presupuestarias no tiene por qué ser proporcional a la importancia que otorgamos a las cosas. Es más, se puede creer también lo contrario: que el arte es demasiado importante como para que lo gestione el gobierno, que lo espiritual se tiene que alejar todo lo posible de lo ministerial.  Son muchos los que creen que la creación artística no casa con el principio mercantil de «adáptate o muere», pero en realidad ese principio es …