La intimidad de las cosas
«Con el paso de las décadas, se me hizo manifiesto que la diferencia entre toxicómanos y toxicólogos, ignorantes maníacos y personas razonables, dependía de asumir la libertad y la belleza como desafíos éticos». En el prólogo de Aprendiendo de las drogas, Antonio Escohotado se refiere así al compromiso integral de lo que se entiende, en parte gracias a su trabajo, como el autogobierno del individuo o, si se quiere, como el arte de la razón subjetiva. Semejante asunción significa hacer valer la conciencia moral del sujeto contra la ceguedad de las costumbres, y al ejercer esa libertad resistente contra el tiempo, al realizarla, queda unida a lo real, es decir, tiene por fin forma; la razón del sujeto queda, en fin, sensiblemente representada. Es entonces cuando la libertad, ya existente, puede ser bella. Dado que la belleza tiene la originalidad como fundamento, hay normas que deben romperse en su búsqueda, y eso no es distinto en el caso de las drogas, en el que el desafío señalado implica la armonía de la ética y la …