Autor: La Puñalada

Contra la razón democrática

Ninguna deriva política de todas cuantas se han producido desde la Transición española a la democracia ha amenazado tanto al Estado de Derecho como el reconocimiento, por parte de uno de los principales partidos de gobierno, de los dos mitos fundacionales del independentismo catalán. Uno de ellos, la sentencia de 2010 del Tribunal Constitucional sobre el Estatut como causa inmediata de la revuelta catalana de 2017, no queda lejos en el tiempo; el otro, el de la pérdida de los fueros y las constituciones de Cataluña con el decreto de Nueva Planta (1714) se remonta al Antiguo Régimen, setenta y tres años antes de que se aprobara la primera Constitución plenamente democrática del mundo, la de Estados Unidos en 1787. Solo la artillería propagandística de historiadores, gobiernos, educadores y medios de comunicación afines al nacionalismo y la profunda ignorancia, no solo del pueblo llano sino también de sus dirigentes políticos, de los fundamentos de la democracia moderna pueden explicar que una sociedad entera se haya llegado a tragar durante décadas la burda manipulación de unos …

La jerga incomparable de este siglo

Son tiempos de renuncias. El artista renuncia a la independencia del arte para transmitir, con sus instalaciones y sus espacios, los mensajes que han de halagar a los operarios de la opinión pública. Los medios ven en ello el progreso moral: «El arte no puede ser indiferente», titulan. Los responsables de los museos, por su parte, atienden el derecho del público a no ser ofendido, por lo que proceden a retirar obras maestras de la pintura y la escultura que han permanecido décadas o siglos en exhibición. En un proyecto de prefacio para Las flores del mal, Baudelaire responde así «a los que tienen interés en confundir las bellas acciones con el bello lenguaje»: «Yo sé que el amante apasionado de la belleza del estilo se expone al odio de las multitudes. Pero ningún respeto humano, ningún falso pudor, ninguna coalición, ningún sufragio universal me obligarán a hablar la jerga incomparable de este siglo, ni a confundir la tinta con la virtud». La renuncia, pues, no es nueva, pero sí se muestra más vigorosa y …