Deberían temer a Virginia Woolf
El personaje en el que se proyecta Virginia Woolf en Una habitación propia, ese ensayo suyo tan relevante para la causa de la igualdad entre los sexos como incomprendido o intencionadamente manipulado por el feminismo posmoderno, recibe una herencia de su tía el mismo día en que se aprueba el voto femenino en Inglaterra, y confiesa lo siguiente: «De las dos cosas ⎯el voto y el dinero⎯ el dinero, lo reconozco, me pareció infinitamente más importante». La sentencia resume con elocuente simplicidad el pensamiento de Virginia Woolf respecto a la condición de la mujer. Su feminismo, heredero del de John Stuart Mill, Harriet Taylor y todos cuantos en su momento se ocuparon seriamente de la situación del género femenino en una sociedad a la que podía llamarse genuinamente patriarcal antes de que nuestro tiempo pervirtiera el sentido de las palabras, no aspiraba ni más ni menos que a la plena igualdad, que no puede ser otra cosa que la igualdad de condiciones. De eso trata Una habitación propia en un estilo que funde lo irónico …