Friedrich Nietzsche

Debilidad encumbrada

El Renacimiento representó para Nietzsche un momento excepcional en la vida europea. Fue una época que afirmó el cuerpo, el arte, el genio individual, en la que el ser humano se reconcilió con su vitalidad, su voluntad de poder y su capacidad de crear belleza y dar forma al mundo. Figuras como César Borgia —a quien menciona en El Anticristo (1895) como un modelo de superhombre opuesto a Jesús—, Maquiavelo o Leonardo da Vinci —que encarnan para él la máxima representación del buen gobernante y del artista creador— son ejemplos paradigmáticos de hombres que actúan desde su potencia vital y no desde la sumisión existencial que imponen la moral y el deber. Pero el impulso histórico del Renacimiento se trunca cuando Europa emprende —según Nietzsche— un camino de domesticación del alma occidental. La Reforma protestante radicaliza la moral cristiana y sustituye muchas de las formas afirmativas del catolicismo por otras más serviles y dóciles. También Nietzsche reprocha a Kant su idea de que el deber debe cumplirse por deber mismo y no por inclinación o …