Conciencia

Ciencia y misticismo

En una carta al filósofo Jean Wahl en 1942, Simone Weil comparte una intuición sobre la relación entre la ciencia y el pensamiento místico que la había perseguido durante años. Lo hace después de leer a San Juan de la Cruz por primera vez, aconsejada por su amigo Gustave Thibon, y convencida, gracias a la enésima lectura, de que la mística es fundamentalmente igual en todas las culturas y períodos históricos, desde Platón y los estoicos griegos hasta el Bhagavad Gita y los grandes místicos cristianos. Sobre el pensamiento místico dice: Creo que este pensamiento es la verdad, y que necesita ser expresado mediante la única cosa más o menos buena que tenemos como propia, a saber, la ciencia. Es más sencillo aún, pues se trata del origen mismo de la ciencia. Hay textos que indican con certeza que la geometría griega tiene su origen en el pensamiento religioso, y parece que se trata de un pensamiento cercano al cristianismo, casi hasta la identidad. Cuando Weil habla de ciencia se refiere específicamente a las matemáticas, …

Más allá de la materia

Más allá de la materia

«En tu propio pecho llevas tu cielo y tierra, y todo lo que contemplas, aunque parezca estar afuera, está dentro, en tu imaginación, de la cual este mundo de mortalidad no es más que una sombra.» — William Blake En 1905, Albert Einstein formuló la teoría de la relatividad especial, que proponía que el tiempo y el espacio no eran absolutos, sino relativos al observador. Más tarde, en 1915, presentó la teoría de la relatividad general, que describe la gravedad como una curvatura del espacio-tiempo causada por la masa y la energía. En 1919, un experimento durante un eclipse solar verificó esta teoría, lo que catapultó a Einstein a la fama internacional. Dos años más tarde, en 1921, le fue concedido el Premio Nobel de Física, pero no por su teoría de la relatividad, sino por su descubrimiento del efecto fotoeléctrico, un hallazgo clave para el desarrollo de la mecánica cuántica. La aceptación de sus ideas sobre la relatividad no fue inmediata. De hecho, hicieron falta más de quince años para que la comunidad científica …

El esplendor del fracaso

El esplendor del fracaso

Siendo en general dos escritores dispares en sus intereses y sus procedimientos, William Faulkner y Marcel Proust coinciden a menudo en lo sustancial y a veces incluso en el estilo. Faulkner es más oscuro que Proust, pero su oscuridad es el reflejo de lo que ocurre en el alma humana; en Proust —no en vano culmina con la Recherche la moderna tradición de la novela y el ensayo franceses— esa oscuridad se razona hasta despojarla de sus sombras. Los dos intentos son una bendición para el lector, y no diré que conducen al mismo sitio, pues son en cierto sentido opuestos, pero sí que se introducen en el mismo asunto y muestran de él aspectos que uno reconoce como verdades de su propia experiencia aunque quizás nunca hubiese sido consciente de ellas. Ambos hacen objeto de sus respectivas estéticas la compleja totalidad del ser humano, y ambos confían ese propósito a un estilo marcadamente digresivo, poblado de incisos, con una frecuente intercalación de guiones y paréntesis, en una subordinación continua que puede hacer alcanzar a …