Chinua Achebe

Lo que desean los dioses

En el prefacio que escribió para A Personal Record (Crónica personal, ed. Alba, 2002, trad. Miguel Martínez Lage), Joseph Conrad hace un elogio de la resignación como la única virtud que salva al escritor de la impostura. No la entiende ni en su sentido místico ni como un desapego, sino como una constatación de la naturaleza de las cosas sin la interferencia de las emociones, las ideas preconcebidas, la voluntad de perseguir causas o finalidades ajenas a lo que viene dado. Conrad no pretende que la resignación sea «la última palabra de la sabiduría», pero sí cree «que la auténtica sabiduría es desear lo que desean los dioses, tal vez sin tener ninguna certidumbre de cuál pueda ser su voluntad, sin saber siquiera si tienen voluntad propia». Narrar es, desde esa perspectiva, dar cuenta de la compleja realidad del corazón humano ⎯la que está más allá del corazón humano pertenece a la inaccesible última palabra de la sabiduría. Y puesto que dar cuenta de esa realidad, describirla resignadamente, es permanecer en sus sombras, los relatos …