Arte y Estado
El pasado octubre, se anunciaron en España los mayores presupuestos destinados a Cultura de toda la historia de la democracia, y como es habitual se presentaron como una gran conquista. Sucede con la Cultura lo mismo que sucede con muchas otras partidas presupuestarias: hay quienes siempre celebran que se destine más dinero a aquello que consideran importante, y, por supuesto, nada hay tan valioso para muchos como el arte. Pero olvidan que en una democracia liberal el Estado solo debería garantizar aquellos servicios que no se puedan ofrecer de mejor forma por otras vías, y que el tamaño de las partidas presupuestarias no tiene por qué ser proporcional a la importancia que otorgamos a las cosas. Es más, se puede creer también lo contrario: que el arte es demasiado importante como para que lo gestione el gobierno, que lo espiritual se tiene que alejar todo lo posible de lo ministerial. Son muchos los que creen que la creación artística no casa con el principio mercantil de «adáptate o muere», pero en realidad ese principio es …