Y la negra inquietud no se separa
«No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía». Así es como arranca el célebre ensayo de Camus, El mito de Sísifo (1942). A medida que marchan las páginas, es fácil que el desasosiego cale en los huesos y los vaya dejando humedecidos del absurdo existencial que desentraña el autor. Pero hace falta mucha pasión para escribir tanto y tan bien sobre el desasosiego, y la mayor prueba de la apuesta del libro por la vida tal vez sea, al fin y al cabo, que el propio Camus jamás optó por matarse. No obstante, eso quita poca o nula importancia a un hecho de incontestable desazón. Casi ochenta años después de la publicación del ensayo, el suicidio es en España la primera causa de muerte no natural. Muchas personas siguen juzgando a diario que no vale la pena vivir la vida. Dice Camus en un momento del ensayo que el suicidio, como …