Nacionalidad

Sin patria y con pasaporte

La reciente mudanza a Andorra de un mundialmente conocido youtuber, con la consiguiente pérdida de recaudación para la Hacienda española, devolvió a primera línea el debate sobre el patriotismo. Para unos, la patria son los hospitales (y los contenedores de basura cabría recordarles) y patriotismo es el pago de los impuestos que los financian. Otros consideran insuficiente esta visión y se preguntan para quién se pagan impuestos, si existe una relación previa o, en palabras de Juan Claudio de Ramón, «un sentimiento de solidaridad y simpatía recíprocas» entre quienes contribuyen y quienes se benefician de la actuación del Estado, tejido con «hebras comunes.  Probablemente a esas hebras se refería Michel Lacroix cuando escribió en Le culte de l’émotion: «La admiración compartida es necesaria para sellar la cohesión social. Una nación posee alma cuando los individuos conservan un piadoso respeto por su tierra, su historia, su patrimonio, así como las grandes figuras artísticas, literarias, políticas, industriales o militares que honran su pasado». Esta reflexión da pie a un pequeño excurso: el furor, con el que los …