La trampa y la histeria
El Ministerio de Sanidad lleva años advirtiendo, nada menos que como parte de su Plan Nacional sobre Drogas, de los graves peligros a los que se exponen los usuarios de los cigarrillos electrónicos. Últimamente, siguiendo las recomendaciones de la OMS, se prodiga más en este empeño y ha divulgado por las redes sociales una campaña antivapeo. El cartel que la ilustra proclama ocho sentencias cuatro de las cuales no voy a comentar por irrelevantes; las cuatro restantes indican que no es «una alternativa saludable», que es «dañino para quien lo consume y las personas de alrededor», que «no está demostrado que sea menos nocivo que el tabaco o que ayude a dejarlo» y que tiene un «impacto negativo en población joven: en muchos casos su uso precede al consumo de tabaco y/o cannabis». Hay un rasgo común en todas esas advertencias, y es que son objetivamente falsas: los estudios más completos y rigurosos que se han realizado hasta la fecha sobre el consumo de cigarrillos electrónicos las desmienten una por una. No así la OMS, …